Este mes de mayo tuve el privilegio de participar como conferenciante en el MetaWorld Congress 2025, celebrado en La Nave, Madrid. Un evento que, más allá de la expectación tecnológica, se ha consolidado como un punto de encuentro donde innovación, reflexión ética y visión de futuro convergen.
Allí se habló de inteligencia artificial, realidad extendida, neurotecnología, metaverso, gamificación educativa, virtual sports… pero para mí, el tema central fue otro: la redefinición del ser humano en un tiempo donde lo real y lo virtual están dejando de ser opuestos.
Superhumanos y la gran transición: del mito al diseño del futuro
Mi conferencia llevó por título “Superhumanos y la gran transición: del mito al diseño del futuro”. Este no es un título elegido al azar: es el eje de todo mi trabajo de los últimos años. Es, también, el título del libro que publiqué para iniciar una conversación que hoy es más urgente que nunca.
Porque no estamos ante una simple evolución tecnológica. Estamos ante una transición civilizatoria. Estamos pasando del relato mítico del humano al diseño consciente del posthumano, del hiperhumano, del humano aumentado. Y en ese tránsito, la pregunta esencial no es qué podemos hacer con la tecnología, sino qué queremos hacer con ella.
El gesto que marcó el inicio
Para dejarlo claro desde el principio, al subir al escenario apagué mi móvil. No fue una provocación. Fue una decisión ética. Porque si quiero hablar de futuro con sentido, debo empezar por practicar el presente. Estar plenamente presente para quienes me escuchaban. Sin pantallas. Sin notificaciones. Solo mirada, voz y pensamiento compartido. En directo. Como humanos.
Un ejemplo silencioso entre el público
Durante la intervención, observé a un joven entre las gradas. Y lo utilicé como ejemplo. Porque el vértigo que hoy sentimos ante estas tecnologías no es porque no estén listas. Lo que ocurre es que no están hechas para nosotros. Están pensadas para él. Para su generación. Para quienes van a crecer en entornos donde lo digital no es herramienta, sino atmósfera.
Y por eso debemos tener presente algo esencial: el futuro no se diseña para el presente. Se diseña desde el presente, pero con visión intergeneracional. Cada decisión tecnológica que tomamos hoy es una semilla. Y no todas las semillas florecen en nuestra época.
Tecnología adictiva o tecnología amplificadora
Una de las ideas que más énfasis recibió fue la advertencia sobre el carácter adictivo de la tecnología actual. No podemos seguir ignorando este fenómeno. Porque si no somos conscientes de los sistemas de dopamina, gratificación instantánea y fatiga cognitiva que están incrustados en muchas plataformas, seguiremos construyendo herramientas que nos debilitan en lugar de empoderarnos.
No se trata de desconectar. Se trata de reconectar con un propósito. Con una dirección clara. Porque la inteligencia artificial, el metaverso y la realidad extendida no son amenazas por sí mismas. Son espejos. Y como todo espejo, solo devuelven lo que somos capaces de mirar.
Rediseñar el relato humano
Hoy más que nunca necesitamos nuevos relatos. Narrativas que no se limiten a predecir el futuro, sino que lo diseñen desde valores humanos, desde principios éticos y desde una conciencia clara de nuestras limitaciones. Si no reescribimos el relato, el relato nos escribirá a nosotros.
Porque todo diseño tecnológico implica una decisión política, una apuesta antropológica. ¿Queremos tecnologías que amplifiquen lo mejor de nosotros o que nos conviertan en productos de consumo predictivo?
El compromiso del tecnólogo consciente
Asumí mi papel en este congreso no como un futurólogo, sino como un tecnólogo consciente. Alguien que no se limita a desarrollar soluciones, sino que se pregunta por su impacto, su sentido y su legitimidad. No basta con que la tecnología funcione. Tiene que tener sentido. Y ese sentido no lo da la eficiencia. Lo da el propósito.
Superhumanos: el inicio de una serie
En este contexto, compartí también el origen y el sentido de mi libro “Superhumanos”, que ha sido para mí mucho más que una publicación: ha sido un manifiesto, una herramienta de trabajo, un mapa para navegar esta transición. Un libro que no da respuestas, sino que lanza preguntas vitales para cualquiera que trabaje con tecnología, educación, salud, cultura o liderazgo.
Y anticipé algo que vengo desarrollando desde hace meses: este libro es solo el primero de una serie. Estoy trabajando ya en tres nuevos volúmenes que ampliarán esta visión y abordarán los siguientes niveles del viaje humano-tecnológico: la ética algorítmica, el diseño del yo aumentado y la ecología de la conciencia digital. Porque esto no va de un libro. Va de construir pensamiento. Va de provocar cambio.
Si quieres profundizar en todo lo que expuse durante esta ponencia, he desarrollado una versión líquida de mi libro Superhumanos: un formato adaptado a esta nueva era de pensamiento transversal, actualización continua y lectura expandida. No es una simple transcripción ni un resumen, sino una evolución viva del contenido, diseñada para dialogar con el presente y anticipar los próximos desafíos. Porque en tiempos líquidos, el conocimiento también debe serlo: flexible, conectado y en constante transformación.