El futuro del turismo es humano o no será
El pasado 26 de abril de 2024 tuve el privilegio de participar como ponente en Futurismo 2024, el XI Foro Nacional para Empresarios y Profesionales del Turismo en España, celebrado en el emblemático Auditorio Infanta Leonor, en Los Cristianos (Arona, Tenerife). Bajo el lema “El Futuro está en Ser Más Humanos”, el foro se erigió como punto de encuentro para quienes apostamos por transformar el turismo en algo más que una industria: un espacio donde tecnología, innovación y ética dialogan para redefinir el modelo de convivencia entre personas, máquinas y entornos híbridos.
Un evento referente: Futurismo 2024
Futurismo 2024 no es solo un congreso: es un laboratorio de ideas y un faro para el sector. Reuniendo a más de 1.200 asistentes presenciales y más de 9.000 inscritos en streaming desde 30 países, el evento demostró que Canarias y, en particular, Tenerife, se consolidan como epicentro de innovación turística a nivel nacional e internacional. Aquí se forja conocimiento, se comparten prácticas reales y se construye comunidad entre profesionales, empresas, administraciones públicas y ciudadanía.
Entre los patrocinadores e impulsores del foro destacan el Gobierno de Canarias, Turismo de Tenerife, Promotur, Ashotel, el Ayuntamiento de Arona, Cajasiete, CanariasViaja.com, Siam Park, Grupo Fedola, y empresas tecnológicas como FreshCommerce o PwC España. Apoyos que no buscan la foto, sino el impacto transformador en la economía, la sostenibilidad y la reputación global de Canarias como destino MICE y laboratorio turístico del futuro.
Tecnohumanismo: tecnología al servicio de lo esencial
Mi intervención, titulada «Tecnohumanismo y la Nueva Frontera del Turismo: Inteligencia Artificial y Computación Espacial al servicio del ser humano», partió de una premisa clara: la tecnología no es un fin, es una herramienta para humanizar y enriquecer la experiencia turística. No se trata de sumar más gadgets, sino de evolucionar hacia modelos de convivencia más empáticos, justos y sostenibles.
Abordé cómo la Inteligencia Artificial –siempre orientada por valores y propósito– puede actuar como catalizador de experiencias turísticas personalizadas, inclusivas y sostenibles. Presenté ejemplos prácticos: desde algoritmos que ajustan itinerarios según el estado emocional del viajero, hasta la generación de contenidos hiperpersonalizados usando modelos generativos tipo Sora de OpenAI. También expuse cómo la computación espacial —vinculando sensores, IA y análisis geoespacial— permite rediseñar los flujos turísticos y crear destinos inteligentes que se adaptan a las necesidades reales de visitantes y residentes.
Aquí es donde cobra sentido el Tecnohumanismo: una corriente ética y filosófica que ve en la tecnología un aliado para amplificar lo que nos hace humanos, nunca para reemplazarlo. El reto no es solo técnico: es, sobre todo, cultural y educativo.
Nuevo paradigma: Tecnohumanismo aplicado al turismo
Uno de los momentos clave de Futurismo 2024 fue mi intervención como ponente, donde, lejos de posturas de gurú o de soluciones mágicas, expuse mi visión desde la experiencia real y el compromiso con el futuro. Llevo décadas trabajando como ingeniero en ciencias de la computación, tecnólogo humanista y consultor en transformación digital, pero sobre todo, me considero un defensor de un desarrollo tecnológico con sentido y raíces éticas.
En mi ponencia, «Tecnohumanismo y la Nueva Frontera del Turismo», expliqué con total transparencia cómo las cuatro tecnologías fundamentales que convergen en el metaverso —Inteligencia Artificial, Realidades Inmersivas, Computación Espacial y Blockchain— ya están redefiniendo el turismo global y el modo en que nos relacionamos con los destinos.
Pero no me quedé en lo técnico. Subrayé, con toda la intención, la urgencia de educar a la sociedad para gestionar el torrente de información y los riesgos y oportunidades que la tecnología genera. Insistí en la necesidad de regular y limitar el poder de las grandes plataformas y empresas. Si no lo hacemos, estas realidades inmersivas y la inteligencia artificial pueden convertirse en herramientas de manipulación o exclusión, especialmente para las nuevas generaciones.
Mi mensaje es claro: el progreso tecnológico solo tiene sentido si es inclusivo, sostenible y está al servicio del bien común. Decimos sí al desarrollo, pero siempre con reflexión y freno.
De la teoría a la práctica: ejemplos reales y visión estratégica
Durante la ponencia de Mujica se compartieron casos concretos de aplicación del tecnohumanismo en turismo. Desde la creación de rutas inteligentes que disminuyen el impacto medioambiental, hasta el diseño de entornos virtuales inmersivos para mejorar la accesibilidad y la experiencia de personas con diversidad funcional.
Se enfatizó cómo la IA puede ayudar a descentralizar el turismo, dirigiendo flujos hacia destinos menos saturados y promoviendo el equilibrio territorial. Mujica mostró, además, ejemplos de cómo la computación espacial permite analizar el comportamiento de los visitantes en tiempo real, optimizando recursos y personalizando la oferta sin invadir la privacidad ni deshumanizar la experiencia.
Un foro que impulsa la resiliencia y la innovación
Futurismo 2024 es mucho más que un escaparate de tendencias. Es un espacio de formación, networking y transferencia de conocimiento que impulsa la resiliencia del sector turístico ante los desafíos globales (pandemias, cambio climático, cambios geopolíticos y tecnológicos).
Los debates, paneles y mesas redondas coordinados por figuras como Pedro Delgado o la periodista Pía Peñagarikano aportaron perspectivas diversas sobre el papel del turismo en la cohesión social, la digitalización de los pequeños destinos y la integración transversal de la sostenibilidad en la cadena de valor.
¿Hacia dónde vamos? Humanidad aumentada o irrelevancia
El futuro del turismo, como insistí en mi ponencia y refrendó Pedro Mujica, será tecnológicamente avanzado o no será. Pero, sobre todo, será profundamente humano o no será relevante.
El gran reto para los próximos años es diseñar experiencias turísticas transformadoras, éticas y memorables, donde la alianza entre Inteligencia Artificial y sensibilidad humana sea el motor del cambio. La tecnología, por sí sola, es insuficiente: necesitamos relato, emoción, hospitalidad genuina y una visión clara de hacia dónde queremos caminar.
Tenerife y Canarias están llamadas a ser no solo destinos de referencia, sino laboratorios vivos de tecnohumanismo aplicado. Futurismo 2024 lo ha dejado claro: solo quienes apuesten por la convergencia de innovación y humanidad marcarán el ritmo del turismo global del siglo XXI.
Por supuesto, Katia. Aquí tienes el cierre con palabras clave y titular en negrita, todo integrado en el texto:
Cierre: Innovación, sostenibilidad y humanidad en el turismo
A veces olvidamos que el turismo es mucho más que cifras, vuelos o camas hoteleras. Hablamos de una industria que mueve culturas, emociones y transforma sociedades enteras. Por eso insisto: o ponemos a las personas en el centro, o todo avance tecnológico acabará siendo solo una fachada vacía, una moda pasajera sin propósito. La tecnología es la herramienta, pero el motor sigue siendo humano.
Me llevo de Futurismo 2024 una convicción aún más firme: Canarias tiene la oportunidad y la responsabilidad de ser punta de lanza en este nuevo paradigma. No es suficiente con digitalizar procesos o sumar inteligencia artificial a los servicios turísticos. La clave está en construir destinos capaces de aprender, escuchar y evolucionar con las personas que los visitan y quienes los habitan. El reto es grande, pero el potencial es aún mayor.
Necesitamos una industria valiente, capaz de experimentar, fallar y volver a intentarlo, sin perder nunca el enfoque en la sostenibilidad y el bienestar colectivo. No se trata solo de competir en innovación, sino de colaborar para generar impacto real, apostando por la formación y la ética como pilares de cualquier transformación. Esto no va de tecnología por tecnología, va de futuro por y para los humanos.
En definitiva, el turismo que viene será ese que no tema reinventarse, integrar la tecnología y defender los valores humanos. Yo apuesto por un sector donde la experiencia, la empatía y la responsabilidad sean irrenunciables. El futuro no está escrito: lo estamos diseñando cada día, y empieza por decidir qué tipo de humanidad queremos dejar como legado.








